
Somos esa generación que vive conectada a Internet y las redes sociales 24 horas al día los siete días de la semana. Y eso, claro está, tiene consecuencias.
Por ejemplo, según un estudio publicado en 2012 por The Wall Street Journal, el 80% de los jóvenes profesionales neoyorquinos trabajan desde la cama.
¿Somos nosotros muy diferentes?
Sobre todo ello, sobre los límites que separan nuestro espacio y tiempo personal y laboral, cada vez más diluidos debido a herramientas como Internet, el correo electrónico y las redes sociales, plantea una reflexión la exposición ‘24/7. Conectados‘, que se inaugura este viernes, 17 de febrero, en el madrileño espacio CentroCentro Cibeles.
La muestra toma su nombre del libro ‘24/7. El capitalismo al asalto del sueño‘, de Jonathan Crary, quien plantea que la vida en la sociedad actual se aleja de aquellas jornadas de ocho horas que terminaban al salir del trabajo para acercarse a una nueva productividad sin descanso.
¿Exagerado?
Bueno, lo cierto es que cada vez resulta más complicado establecer un límite claro, de lugar y de tiempo, entre nuestra vida y el trabajo, ya que esta separación saltó por los aires con la llegada de Internet a nuestros hogares y a nuestros smartphones.
Hasta el 21 de mayo, y a través de las obras de 14 artistas, podremos pensar sobre todo esto desde el principio. Y es que la exposición comienza trasladando al visitante a otra época en la que tanto el espacio como el tiempo de trabajo estaban claramente delimitados (un lugar, la fábrica, y un tiempo, la jornada laboral). Hace un guiño a las muchas mujeres que desarrollaban un trabajo invisible en casa, sin horarios ni salario, en un espacio privado al que la entrada de Internet, precisamente, ha hecho llegar el trabajo remunerado. Y nos habla también del uso del teléfono, ayer y hoy, de la imagen que estamos proyectando en las redes sociales y, por último, de los efectos (medioambientales, sociales, en la salud, etc.) que esta nueva conectividad provoca.