amor
by pilar cámara
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Redes SocialesEl amor en los tiempos del social media

Hace mucho, mucho tiempo… En una galaxia que ahora parece muy, muy lejana… El amor era un teléfono sonando en la soledad de un pasillo a las siete de la tarde —la hora acordada— y correr para cogerlo antes de que tu madre, o tu padre, se te adelantara.

A veces, no había suerte, y uno de los dos llegaba antes que tú, descolgaba, preguntaba “¿quién es?” y colgaba. Justo después, con una sonrisa escapándose de su boca, te decía: “Era para ti, porque no han contestado”.

Éramos tan jóvenes, tanto, que los teléfonos móviles eran cosa de las películas de ciencia ficción. Como mucho, de ‘Sensación de vivir’, pero porque ellos eran adolescentes ricos en unos Estados Unidos que, entonces, estaban mucho más lejanos… Éramos tan jóvenes, tanto, que el amor también era una nota manuscrita en clase de Sociales.

Todo se ha transformado, a la vez que avanzaba a ritmo imparable la tecnología y las barras de bar dejaron de ser vertederos de amor. Ahora lo son las redes sociales y guiñarse el ojo es un ‘me gusta’ y Tinder una discoteca a las seis de la mañana después de haberte bebido cinco cubatas.

Según un estudio realizado por The Competitive Intelligence Unit, el 17% de las mujeres y el 23% de los hombres utilizan las redes sociales para buscar pareja. Además, 20% de las parejas que se conocieron en Internet formalizaron sus relaciones antes que las que se conocieron de la manera tradicional.

Es entonces cuando Instagram se convierte en un amor de película; Facebook se llena de imágenes sonrientes, de te quieros, de canciones compartidas; y Twitter parece una gigantesca, y cursi, indirecta.  “Tuitea tú”. “No, tú”. “Que no, tonto, tú”.

Pero el amor, como todo, se acaba. Y qué hacer con esa exposición pública de caricias…

De acuerdo con un estudio realizado en el Reino Unido por DateTheUK con alrededor de 2.000 personas, sólo el 38% rompe una relación de las forma tradicional y sin la intervención de los medios digitales.

El 34%, por su parte, afirmó haberse enterado o haber terminado su relación a través del correo electrónico, mientras que un 13% cortó por lo sano con un simple cambio de estado, sin ofrecerle a la pareja mayores explicaciones.

Antes el desamor era abrazarse las rodillas en un banco del Paseo de Rosales. Pero de eso hace mucho, mucho tiempo… En una galaxia que ahora parece muy, muy lejana.

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